jueves, 7 de abril de 2016

El crítico


Recto como era y ajeno a cualquier arreglo que conllevara la más mínima injusticia, se tomaba las cosas del oficio de forma tan escrupulosa que cuando en la revista del Ateneo Poblano le encomendaron la crítica literaria de las obras que iban llegando a la biblioteca se negaba a leerlas para que su opinión no se viera contaminada y su crítica fuera, con semejante diligencia, lo más justa y objetiva que pudiera.

1 comentario:

Beatriz Basenji dijo...

Ni los leía para conservar su neutralidad! Algo así les ocurre a ciertos políticos que viven pregonando que ellos no leen periódico alguno. Eso lo hacen para el día en que les lleven a juicio y poder proclamar: "Yo no estaba enterado de nada" .