viernes, 9 de septiembre de 2016

La ruina de los montes




Fotografía: Julio A.G.Moro


En el principio,
        (por empezar como empieza el Gran Libro del Origen),
la nieve, en estos valles y montañas, era un simple meteoro.

Como el día, la noche, el verano o las desgracias.

Territorio de gentes y ganados que fiaban a dioses campesinos
la fertilidad de sus mujeres y sus campos.

No era la Arcadia feliz
    (que eso es puro invento de poetas forasteros).

Pero el trabajo producía las cosas necesarias:
(el pan, la leche, la leña del hogar…)
Cosas valiosas por sí mismas. Que no eran mercancías.

Pero, de fuera, vinieron otras gentes con promesas.
Y, empujados por sus propios intereses, horadaron los montes
    (o los hicieron horadar a los vencidos, desheredados, soñadores)
en busca del oro, de un jornal y de la muerte.

Y, cuando la cosa dejó de interesarles, dejaron tras de sí,
como esqueletos de gigantes,
la ruina de los montes,
el silencio de unos valles sin gentes ni ganados,
herramientas,
vagonetas en formación, como guardianes que recuerdan aquellos de terracota
de una tumba del Oriente.

Y la nieve dejó de ser, simplemente, un meteoro
    (que parece, más bien, la alegoría de una blanca sepultura).

Y nadie habrá que nos devuelva la serena blancura de la nieve
y la inocencia.

2 comentarios:

Francisco Flecha dijo...

Texto para acompañar a la fotografía, dentro de la Exposición del fotógrafo Julio A.G,Moro en Kanya Enmarcación, Calle Monasterio, León

Luis Ángel Díez Lazo dijo...

Me parece una buena descripción de los intereses capitalistas, que siguen la máxima de usar y tirar. Igual da que sea el envase de un yogurt o los sueños y vidas de la gente. Un abrazo