miércoles, 13 de abril de 2016

Ecos de Sociedad


Fueron casi cincuenta años los que pasó redactando los Ecos de Sociedad del periódico local:
"Regresó al hogar, después de cursar con singular aprovechamiento un año más del bachillerato, el hijo de nuestro distinguido amigo y propietario de la gran fábrica de harinas "San Antonio", don Antonio Polanco.
Enviamos  al joven Antonio la más sincera enhorabuena y deseamos continúe aplicándose de igual modo, hasta dar fin a la carrera que intente seguir."
Todo era objeto de loa o comentario: 
"Para pasar las fiestas de Navidad al lado de su distinguida familia llegó de Marruecos, donde ha pasado una temporada, la monísima señorita Purita Otal."
 A la gente le gustaba saber el ir y venir de las familias de buena posición:
"Ayer, festividad de san Antonio, la bellísima señorita Presentación Luarca inició su temporada de veraneo en la residencia familiar en Villacorta.  Desde aquí le deseamos un merecido, agradable y reparador descanso"
Cincuenta años, en fin, loando la belleza y los modales de otras gentes por encargo o compromiso.

Cuando le llegó la hora de su jubilación, por no dar trabajo a otra persona y por dejar el trabajo rematado hasta el final, dejó redactada su propia despedida:
"Cumplida la edad reglamentaria, se retira hoy nuestro estimado y honesto redactor Argimiro Alonso Fraile con la satisfacción del deber cumplido.  La dirección y compañeros le deseamos muchos años de merecido y jubiloso descanso entre los suyos".
Pero el recién nombrado Director, un joven brillante y bien dispuesto, pero con la intención de darle a la cosa un nuevo sello, al recibir la propuesta, le dijo paternal y un punto displicente:

-Hombre, Argimiro, no me jodas. Un poco de sobriedad, que tampoco es para tanto.

Al ponerse el abrigo,a Argimiro se le oyó murmurar, como entre dientes:

-La burla del destino: cincuenta años contando tonterías y la sobriedad viene a imponerse precisamente ahora. 


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