domingo, 15 de junio de 2008

Una tarde fresquita de mayo


Versión narrada
Una tarde fresquita de Mayo

Versión escrita

Siempre, hasta ahora, la verdad, me habían producido los cementerios una cierta inquietud.

No sabría decir, a ciencia cierta, qué era lo que desencadenaba en mí esa especie de necesidad agobiante de salir, de nuevo, a la carretera principal, abandonando, a toda prisa, la larga hilera de cipreses que flanqueba desde allí el camino hasta llegar a la misma puerta principal.

Tal vez fuera el abigarramiento de las tumbas de granito antiguo y soledad, acumulada desde años; tal vez el ácido olor de las flores pudriéndose bajo las frías lluvias de noviembre o aquellos soportales cuajados de nichos en los que descansaban los restos de la gente, almacenados como en la nave de una gran ferretería.

Pero desde que han abierto calles, paseos y jardines y han colocado, incluso, una glorieta con fuente de ángeles en bronce y bancos y macizos de santolina y pensamientos y suena por los altavoces esta música clásica que acaricia los sentidos y sosiega el alma, se está aquí como en la gloria.

Sobre todo en estas largas y fresquitas tardes de mayo.

Lástima que cada día me cueste más trabajo levantarme de esta tumba.

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15 comentarios:

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

No entiendo cómo nadie te deja ni un triste mensaje con lo bien que escribes, no lo entiendo...

Anónimo dijo...

Si, Mª ángeles. Los amigos, como tú, pasan por aquí. Unos en silencio y otros dejáis un saludo. A todos os lo agradezco.
Un saludo cariñoso

Cecilia de la Vega dijo...

Genial! Muy buen final.
Está bueno cambiar el punto de vista a veces. Siempre asumimos que quienes sienten pavor por los cementerios son los vivos no?... Interesante.

Saludos!

Anónimo dijo...

mªángeles, si con la cantidad de veces que pasamos por aquí, y todas las veces escribe bien, y todas las veces se lo dijéramos, nos cansaríamos nosotros de decirlo y él se cansaría de escucharlo. Los que ya lo conocemos, sólo estamos a la espera de poder criticarlo, y como no hay manera, continuamos en silencio. Bueno, yo acabo de romper el silencio, pero como ves, no le escribo a Pancho sino a ti.

English Little Pills dijo...

No se que pasa esta semana que casi todos los blogs que visito están de vueltas con el tema de los fantasmas y el más allá ...
Me ha encantado, como siempre.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Como ya sabes, en psicodelirium se te admira.
Este relato es una muestra más de tu talento.

P.D.: La tumba siempre es acogedora.

Daemonicus Imprimatur.

Anónimo dijo...

Gracias, anónimo por la visita, el comentario yt el afecto. lo que pasa es que al ser "anónimo" debería agradecerselo a la humanidad entera y me parece que todos, absolutamente todos, no comparten tu opinión.
Salud

Anónimo dijo...

Psicodelirium: la admiración es mutua.
Gracias

Anónimo dijo...

Amiga Suel: pues como no sea por el congreso del PP, no se me ocurre otra explicación.
Un saludo

Anónimo dijo...

Quillen: es que los cementerios de antes astaban hechos, por lo visto para que se fastidiaran los muertos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Soy un anónimo involuntario. Mi nombre es Martín (y el apellido Favelis). Como no soy usuario de Blogger me impiden poner otra cosa que anónimo en la cabecera.
Espero que esto no signifique ahora -luego de la revelación- que me haga cargo de todos los comentarios anónimos que circulan por internet...

Anónimo dijo...

Amigo Martín, maestro Favelis: Que el anónimo eras tú era, para mí un secreto a voces ¿quién, si no, va a escribir desde Granada y a las 4 de la mañana?
Muchas gracias, por el comentario y porlas magistrales viñetas que destripo con mis escritos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Van a ser las 2, y sigo en Granada. Mala hora, entonces, y mal lugar para hacerme el anónimo...

themackintoshman dijo...

Mucho tiempo sin pasar, mucho tiempo sin abrir la boca, en fin, la pereza, también me ha contagiado, y los rigores de la estación estival de León, me ha encogido el ánimo y las ganas de hacer nada, salvo tirarme en el sofá y leer.
Dvo decir, que a mí, siempre me han gustado los cemenerios, y he pasado, y aso, largos ratos en ellos, incluso siestas he dormido, y una noche, incluso dormí en uno, pero eso, es otra historia, para mi gusto, son un lugar donde me siento seguro, tranquilo, y en paz, creo que leí demsiado a los románticos, cuando era un adolescente impresionable.

Anónimo dijo...

¿Será por eso, amigo Macki, que en todos los sitios pone, como una invitación, "Descanse en Paz"
Saludos.