Fotografía tomada de 11870.com
Eran días de canciones y poesía. Que, en tiempos de opresión, solo queda la poesía.
Con la tierna fiereza de la edad entonaban con rabia y sentimiento aquello de "soldadito de Bolivia" como si en ello les fuera la vida. Que les iba.
Y allí, en La Mazmorra, entre vino, canciones y tortilla, confiaban ciegamente en que un día cualquiera de Septiembre verían a Dolores paseando, por fin, por las calles de Madrid.
Y pasaron los años y se hizo ceniza la esperanza (Que no amanece, no amanece).
Y cuando ya casi solo eran recuerdo, volvieron a quedar en La Mamorra una tarde lluviosa de Noviembre.
El bar era el mismo, pero otras las caras, las canciones y, tal vez, las esperanzas.
Y sintieron que ya no era ni su sitio ni su tiempo. Que de nada sirven las canciones cuando ya no traen recuerdos.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario