miércoles, 17 de junio de 2015

Aquella puta canción






Fue culpa, ahora lo veo, de aquella puta canción.

Todas las mañanas la canturreaba en el baño, mientras planchaba, mirando por la ventana...

Una y otra vez, mecánicamente, como una obsesión:

"Adiós, me dijo llorando,
llorando le dije adiós..."

Era una vieja canción (¿una habanera, tal vez?) que arrastraba en su letra el recuerdo melancólico, doloroso e insistente de las desgracias que están por venir.

O, tal vez, la evocación de un pasado naufragio con heridas a medio curar:

"él se fue tras de sus sueños,
yo me volví a mi canción.   "

Y así, año tras año, día tras día, se fue haciendo habitual aquella salmodia enfebrecida.

Cantaba y cantaba mientras esperaba el autobús, subiendo en el ascensor, mientras tejía aquel estúpido jersey que nunca terminó...

Una y otra vez, año tras año, día tras día...

"y el caminito se fue
alargán, alagán,
alargando entre los dos,
entre los dos"

Hace ocho días que se ha ido.

Sin ninguna explicación.

La culpa fue, ahora lo veo, de aquella estúpida canción.

¿Quién dijo que las canciones evocan sentimentos?

¿No será que los provocan?

.

2 comentarios:

MaximoA dijo...

No era una uña habanera. Era música del padre J.I. Prieto, jesuita, y letra de Augurio Salgado.

MaximoA dijo...

Es una hermosa y melancólica canción con música del padre J.I. Prieto, jesuita, y letra de Augurio Salgado. La cantáramos en la coral del ÍES Fray Diego Tadeo de Ciudad Rodrigo.