Pequeñas historias de un reino que dicen que existió por estos valles cuando los osos cazaban a los reyes en justa represalia a sus ballestas y que, tras largos y gloriosos años de rencillas cazurras entre hermanos, cuchilladas certeras entre abades y fieros mordiscos silenciosos y canallas se ha ido acurrucando entre aquello que queda de dos rios y donde sueña enfebrecido, todavía, agitando la bandera, algún caudillo.
jueves, 20 de noviembre de 2014
Miradas
No hay nada tan inquietante o que produzca mayor sensación de soledad y desamparo que esa sombra confusa en la única ventana iluminada de la casa que ves desde el vagón cuando dejas atrás una cidad cualquiera en la meseta a las tres veintiseis de la mañana... ...
... ... como no sea esa sombra confusa que ves desde la ventana de tu casa en una ciudad cualquiera en la meseta y que te mira pasmada desde el vagón del tren que se aleja a las tres veintiseis de la mañana.
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1 comentario:
En realidad nada hay tan inquietante como cualquier señal de vida en cualquier ciudad de La Meseta a las tres y ventiseis de la mañana.
Un abrazo.
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