Pequeñas historias de un reino que dicen que existió por estos valles cuando los osos cazaban a los reyes en justa represalia a sus ballestas y que, tras largos y gloriosos años de rencillas cazurras entre hermanos, cuchilladas certeras entre abades y fieros mordiscos silenciosos y canallas se ha ido acurrucando entre aquello que queda de dos rios y donde sueña enfebrecido, todavía, agitando la bandera, algún caudillo.
Qué lujo no damos sus lectores, Don Francisco Flecha! Leerle es una delicia y procuro hacerlo como hoy mismo,con la presencia de un colibrí libando los interiores de la rosa china que tengo mas allá del ventanal. Y el cielo por testigo transparente! Cordiales saludos.
2 comentarios:
Qué lujo no damos sus lectores, Don Francisco Flecha! Leerle es una delicia y procuro hacerlo como hoy mismo,con la presencia de un colibrí libando los interiores de la rosa china que tengo mas allá del ventanal. Y el cielo por testigo transparente! Cordiales saludos.
Gracias, Beatriz. Lo que es un lujo es tener lectores y lectoras afectuosas como tú. Un abrazo
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