sábado, 3 de septiembre de 2011

Educando a Tarzán (7)


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NORMAS


Desde que había llegado el hombre blanco a la selva todo se había llenado de normas: prohibido pasar, prohibido bañarse, prohibido pescar, prohibido cazar, prohibido dar de comer a los animales, prohibido fumar y hacer hogueras.  Casi todo, si ibas a ver, estaba prohibido.


Chita añoraba los tiempos aquellos de absoluta libertad y se daba cuenta de que, con tanta norma, cada vez se hacía más estrecha la franja de la normalidad.


-No sé, Tarzán, si estamos ganando algo con el cambio.  Pero ahora me doy cuenta: cuando no había normas, al menos, no había anormales.


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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya sabes que yo no dejo comentarios, pero cada tanto paseo por aquí y controlo cómo va todo...
Un abrazo.

Francisco Flecha dijo...

Ya lo sé, amigo anónimo, ya lo se y te lo agradezco.
Un abrazo

Kapizán dijo...

Refrescante volver a leer tus microrelatos de la serie en que brilla la sapiencia popular y profunda de Chita. Un abrazo desde Tabio mi querido y admirado Tocayo.

Francisco Flecha dijo...

Gracias, amigo Kapi. Son microrrelatos porque no me da la cabeza para escribir grandes y estupendas novelas como las tuyas.
Un gran abrazo, como siempre

Anónimo dijo...

Fijaos el poder de Chita! Capaz de iluminar al mismísimo Tarzán! Ahora que lo pienso,en mi comunidad viven unas cuantas Chitas con sus correspondientes tarzanes.

Francisco Flecha dijo...

Es que Chita es mucha Chita. Con decirte que daba más de 20 horas de clase a Tarzán a la semana...
(Muchas más que las horas de pleno que dedica la Presidenta de Madrid a la semana y que, siguiendo su argumentación, son las únicas que trabaja)
Saludos