Pequeñas historias de un reino que dicen que existió por estos valles cuando los osos cazaban a los reyes en justa represalia a sus ballestas y que, tras largos y gloriosos años de rencillas cazurras entre hermanos, cuchilladas certeras entre abades y fieros mordiscos silenciosos y canallas se ha ido acurrucando entre aquello que queda de dos rios y donde sueña enfebrecido, todavía, agitando la bandera, algún caudillo.
sábado, 6 de agosto de 2011
Educando a Tarzán (3)
Eran las cuatro de la tarde de un domingo de Junio aquí en la Jungla.
La lluvia torrencial de la mañana había dado paso a una tarde fresquita y soleada y a una brisa limpia y traspasada de olores y sonidos como de un mundo recién estrenado.
Chita, indolente, leía reclinada en las raíces casi humanas de aquella secuoya milenaria junto al lago.
De pronto, como el que tiene la impresión del "dejà vu", de estar leyendo de nuevo algo visto en algún sueño del pasado, cerró el libro suspirando:
-Tarzán, hijo, no te dejes engañar por la apariencia: aunque dos libros te parezcan exactamente iguales, a veces, inexplicablemente, en uno de ellos cambia el nombre del autor.
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