EL FURIOSO TRAJÍN DEL PEREZOSO.
Todo el misterioso encanto de la jungla se hace especialmente intenso en los minutos previos a que estalle la tormenta.
Se para, de repente, el ruidoso gorjeo de los pájaros, el chillido nervioso de los monos, el viento en las copas de los árboles y un bochorno espeso y silencioso avanza reptando como el vaho enredado en el manglar.
Todo cesa de repente. El ir y venir, el revoloteo incesante de mosquitos y de insectos.
Sólo los bichos perezosos parecen despertar de repente y enfrascarse en empresas y trajines como si estuviera por llegar, de improviso, el fin del mundo.
Chita, con gesto de desprecio, observa con desdén el ajetreo:
-"Tarzán, hijo, no te dejes impresionar: el que tiene mucho que hacer es que, todavía, no lo ha hecho".
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