miércoles, 20 de febrero de 2008

Desde la otra orilla.

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boomp3.com

Cada día me cuesta más trabajo recordar las cosas de entonces. Es como si algo se fuera deshaciendo poco a poco en mis entrañas, como una gota de tinta disolviéndose en el agua.

Sólo recuerdo que era noche cerrada y con niebla; que el viejo autobús de Viajes Reyero seguía la ruta prevista en su viaje hacia Roma; que me desperté de repente a causa, tal vez, de un brusco frenazo o del frío que me recorría la espalda; que después del primer sobresalto me pareció que todo estaba en orden y en calma: mi mujer dormía plácidamente en el asiento de al lado. Lo mismo que la pareja de Astorga que iba delante y los novios melosos de Villafranca del Bierzo.

En fin, todo en orden y en calma.

Salvo, tal vez, un pequeño detalle: Mariano, el joven conductor de Cistierna, había sido sustituido, mientras yo estaba dormido, por otro distinto, veinte años más viejo y con aire cansado.

Me acerqué hasta él, recorriendo las filas de gente dormida.

-¿Y Mariano?

- No se preocupe por él. Sobrevivió (sólo él entre todos nosotros) al accidente mortal de hace un rato.

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15 comentarios:

Nadies dijo...

el final explica todo. El final es el uento en sí. ¡Un gran trabajo, me gustó mucho!

Anónimo dijo...

Pues si, Epidemor. Es algo de lo que he aprendido del Maestro Pereira: El carácter circular del cuento, o sea que la última línea explique el significado de la primera y de todo el cuento, de modo que, al terminar, parezca que se nos invita a releerlo.
Saludos

Jorge Glez. dijo...

Donde llevará el autobús... ¿Seguirá yendo a Roma?
Un saludo.

Anónimo dijo...

Claro Jorge, claro ¿Por qué crees que se le llama a Roma "la ciudad abierta?

Anónimo dijo...

Perdón, quería decir "la ciudad eterna". Lo de "Roma, citta aperta" es otra cosa.

Lucía Bubok dijo...

Qué escalofriante!!!
Como puedes comprobar, Pancho, he vuelto a leerte como había prometido.
Muchas gracias por tus palabras de ánimo. Espero te animes a participar en Bubok, es un proyecto muy interesante y en el que estamos trabajando duro.
A los escritores, estoy segura, os gustará.
Espero sigamos en contacto, como se diría en Roma: a domani!!

Anónimo dijo...

Lucía: gracias por la visita. Espero que pongais en marcha el proyecto. Seguro que me interesa.
Y... como se dice en el trastevere "Ci vediamo al semáforo"
Saludos

Amig@mi@ dijo...

Ya te lo dije hace unos días, comulgo con el dicho de "lo bueno si breve..." y ¿qué mejor "buena aunque breve" muestra de literatura que este relato circular? Hace no mucho experimenté con esta técnica y la verdad es que es realmente interesante tanto desde el punto de vista de la lectura, como del de la escritura.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Gracias, amiga mía, por la visita y el comentario

Bert Consigliori dijo...

Buenas, don Francisco. Me sorprende usted, una vez más.
Sepa que ando enredado con Aróstegui.

Un saludo!

Francisco Flecha dijo...

Amigo Bert: Hay que dar gracias de que lo único que nos sorprenda un 23-F sea un cuentecillo. Hubo otros...
Saludos

Manuela Fernández dijo...

Me gusta mucho como has desarrollado la historia. El título es genial, casi pasa desapercibido y sin embargo nos debería poner en situación nada más leerlo.
Es genial.

Anónimo dijo...

Gracias, Manly,por la visita y el comentario. Sin embargo, yo tenía la impresión de que tanto el título como el cuadro de la laguna de Caronte eran demasiado alusivos y reventaban un poco la sorpresa final. Tal vez debería haber titulado de forma más ingenua. Por ejemplo: "La larga noche de febrero".
Saludos

Manuela Fernández dijo...

A tí te parece demasiado alusivo porque eres quien lo ha escrito y lo tienes en la mente, pero para quien lo lee, te aseguro que no identifica título e imagen hasta el final del texto, y esta es la genialidad, el hacer ver al lector que ante él se encontraba la pista más evidente y no la identificó hasta el final. Una vez más enhorabuena.

Anónimo dijo...

Gracias, manly, una vez más. Siempre tan generosa en las apreciaciones.
Saludos