martes, 13 de noviembre de 2007

Mundo Jurásico



Los dinosaurios pidieron permiso a Noé para abandonar el arca en mitad de la tormenta. No les importó que se les avisara de que, de hacerlo, deberían olvidar cualquier posibilidad de seguir vivos cuando llegara la calma.

Todo fue inútil. Les resultaba insufrible todo aquello. No era el hacinamiento, ni el olor asqueroso de los tigres y mofetas, ni la monótona dieta de la alfalfa.

Lo que no estaban dispuestos a aguantar, ni un minuto más, es que todo el mundo les tratara como quien pretende hacerse entender por auténticas antiguallas de una época antediluviana.