domingo, 20 de noviembre de 2016

Hortus Sanitatis





La virtud de la Ruda

Cuando un cristiano se mofaba de la creencia en las poderosas virtudes curativas de las plantas, Fray Ginés, el herbolario de Escalada repetía, una vez más, la sorprendente historia de Mitrídates, antiguo rey del Ponto.

Pues el caso es que Mitrídates, temeroso de poder ser envenenado, se protegía con toda suerte de antídotos. 

Algunos de su invención.

De modo que acostumbraba a tomar, en la primera colación, veinte hojas de ruda, un poco de sal, dos grandes nueces, dos higos y dos bellotas para prevenir cualquier traición  o sobresalto.

Tal fue el efecto del brebaje que cuando, vencido por los romanos, pidió a su fiel sirviente la piedad de una muerte dulce y en la cama, no hubo veneno con que pudiese llevarse a cabo su deseo y hubo que terminar con su vida a martillazos.

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