domingo, 12 de abril de 2015

Sensaciones


Cuando, en las lentas tardes del verano, las chicas de mi barrio cantaban en corro "Mambrú se fue a la guerra" estallaba la calle con un silencio espeso y torpe y en las cocinas las madres machacaban con rabia el ajo de las sopas de la cena.

En el viejo conventón de san Marcos, junto al río, había quedado atrapado (y algunos lo sienten todavía) el frío aterrador de aquellas malditas madrugadas.

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