Pequeñas historias de un reino que dicen que existió por estos valles cuando los osos cazaban a los reyes en justa represalia a sus ballestas y que, tras largos y gloriosos años de rencillas cazurras entre hermanos, cuchilladas certeras entre abades y fieros mordiscos silenciosos y canallas se ha ido acurrucando entre aquello que queda de dos rios y donde sueña enfebrecido, todavía, agitando la bandera, algún caudillo.
martes, 24 de septiembre de 2013
Libros y lectores
En aquel tiempo, cuando entonces, pasando la frontera (que todo, hasta la calle, era frontera) con unos apuntes sobre Marx en la maleta y la pinta de ser lo que ellos sospechaban que uno era, o algo menos, que tampoco era para tanto, el guardia civil aduanero preguntó sobresaltado:
-Este Marx ¿es el ruso?
-No, éste era alemán.
-Ah, bueno, por si acaso.
Aquella pequeñez nos libró a los dos (a Marx y a mí) de algún problema, sin dudarlo.
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