sábado, 27 de abril de 2013

Las cosas en su sitio

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No había nadie en Pobladura que se perdiera la misa, la procesión o la subasta del gocho el día de san Antón.

Aquello era mucho más que una cuestión de religión.  Hasta Carancha, el de la fragua, venía ese día a cumplir con el santo y la limosna, aunque bien es verdad que no pasaba de los portales de la iglesia, que tengo para mí que el fuego de la fragua y los golpes de la maza le habían ido, poco a poco, enlobeciendo.

Don Ramiro, un cura grandón, montañés y trabuacire, natural de Portilla de la Reina, se alegraba (como no podía ser de otra manera)  de aquella explosión de fervorosa devoción.

Pero el resto del año rumiaba en silencio el disgusto que le causaba ver la iglesia casi desierta los domingos y hasta en las grandes fiestas de la Pascua.

Se veía venir.  Y así fue. Reventó con santa furia en el sermón del Corpus Cristi ante la escasa concurrencia.

- Si yo no digo que san Antón no sea un santo milagrero que merezca toda vuestra devoción; pero también os digo que, al lado de Dios, san Antón es una mierda.



2 comentarios:

Mauro Navarro Ginés dijo...

Esto es sentar cátedra, amigo Flecha. Grande, como siempre. Abrazos manchegos....

Francisco Flecha dijo...

Gracias, Mauro. Amable, como siempre. Un abrazo