Imagen: Manuel Martín Morgado
"El Ferroviario", después de las partidas de la tarde, se remansaba en tertulias que analizaban sin rabia, sin pasión y sin nostalgia, las cosas de la vida o, simplemente, el afán de cada día.
Hoy, Jacinto, maquinista jubilado, oficiaba de maestro:
- Que te digo yo, Delmiro, digo yo, que algunos hemos ido viviendo en una crisis permanente, sin saberlo. Que eran aquellos, tiempos de roña y frío y de horas de zapato para no ir a ningún sitio. Que, después de todo, andar era la única diversión al alcance de la mano. Y el frío, si te acuerdas, siempre el frío y aquellas voces de los camareros en los bares que resumían la cosa con más precisión que el Evangelio:
"¡Media de albóndigas y doble de pan, Baldomero! Con salsa para mojar, si no te importa".
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