martes, 27 de noviembre de 2012

Los martes, con Galeano




13 de marzo de 1325

La tierra prometida



Maldormidos, desnudos, lastimados, caminaron toda la noche y día durante más de 2 siglos. Iban buscando el lugar donde la tierra se tiende entre cañas y juncias.


Varias veces se perdieron, se dispersaron y volvieron a juntarse. Fueron volteados por los vientos y se arrastraron atándose los unos a los otros, golpeándose, empujándose; cayeron de hambre y se levantaron y nuevamente cayeron y se levantaron. En la región de los volcanes, donde no crece la hierba, comieron carne de reptiles.

Traían la bandera y la capa del dios que había hablado a los sacerdotes, durante el sueño, y había prometido un reino de oro y plumas de quetzal: Sujetaréis de mar a mar a todos los pueblos y ciudades, había anunciado el dios, y no será por hechizo, sino por ánimo del corazón y valentía de los brazos.

Cuando se asomaron a la laguna luminosa, bajo el sol del mediodía, los aztecas lloraron por primera vez. Allí estaba la pequeña isla de barro: sobre el nopal, más alto que los juncos y las pajas bravas, extendía el águila sus alas.

Al verlos llegar, el águila humilló la cabeza. Estos parias, apiñados en la orilla de la laguna, mugrientos, temblorosos, eran los elegidos, los que en tiempos remotos habían nacido de las bocas de los dioses.

Huitzilopochtli les dió la bienvenida:

Éste es el lugar de nuestro descanso y nuestra grandeza resonó la voz . Mando que se llame Tenochtitlán la ciudad que será reina y señora de todas las demás. ¡México es aquí!


Eduardo Galeano, Memorias del fuego. I. Los nacimientos.


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2 comentarios:

El tejón dijo...

Los martes y todos los días de la semana, Estoy leyendo "Los hijos de los días" de Eduardo Galeano, no tiene desperdicio.
Un saludo.
Ah, la culpa de que yo ande por aquí la tiene Alma de Adra.

Francisco Flecha dijo...

De momento, procuraré mantener la cita con Galeano todos los martes. Gracias, Tejón, por la visita- A Alma de Adra le debo muchos seguidores y muchos ratos deliciosos leyendo sus escritos