Demonio molestando a los pecadores, por Chipola
EL NIÑO QUE ERA AMIGO DEL DEMONIO
Ana María Matute
Todo el mundo, en el colegio, en la casa, en la calle, le decía
cosas crueles y feas del demonio, y él le vio en el infierno de su libro de
doctrina, lleno de fuego, con cuernos y rabo ardiendo, con cara triste y
solitaria, sentado en la caldera.
"Pobre demonio -pensó-, es como los judíos, que todo el mundo
les echa de su tierra". Y, desde entonces, todas las noches decía:
"Guapo, hermoso, amigo mío" al demonio. La madre, que le oyó, se
santiguó y encendió la luz: "Ah, niño tonto, ¿tú no sabes quién es el
demonio?". "Sí -dijo él-: sí: el demonio tienta a los malos, a los
crueles. Pero yo, como soy amigo suyo, seré bueno siempre, y me dejará ir
tranquilo al cielo".
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