miércoles, 5 de septiembre de 2012

Vestido con plumas ajenas




El abuelo
Jonas Jonasson

Nadie era capaz de hechizar a su público como el abuelo, sentado allí, en el banco de madera, inclinado ligeramente sobre su bastón y mascando rapé.

—Pero ¿es eso cierto, abuelo? —preguntábamos pasmados sus nietos.
—Quienes sólo saben contar la verdad no merecen ser escuchados —contestaba el abuelo.

Dedicatoria del autor en "El abuelo que saltó por la ventana y se largó"

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