.
Cuando a la abuela Donatila le diagnosticaron aquella enfermedad terrible y terminal, decidimos tejer en torno suyo una red de mentiras y "pensamiento positivo" que la ayudaran a luchar contra el monstruo aparatoso o, al menos, a llegar a aquel puerto inevitable de la forma más inconsciente y placentera.
La abuela se iba debilitando a simple vista cada día, pero nosotros, como en una cruzada insobornable, manteníamos la bandera y la mentira:
- ¡Qué bien te veo, abuela. Hoy tienes mejor cara!
Y así, día tras día:
- Cómo se te nota ya la mejoría. Hoy tienes el pulso más sereno y regular
- Fíjate que color más sonrosado
Pero, después de tanto esfuerzo, descubrimos un día que todo era inutil y que la abuela había descubierto nuestro juego cuando la oimos comentar a su amiga Dorotea, con quien había compartido media vida:
-Ya ves, Dorotea, querida, por lo visto, y aunque parezca mentira, me estoy muriendo de mejoría.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario