domingo, 16 de octubre de 2011

Educando a Tarzán (12)


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Versión Narrada


Educando a Tarzán (12)


Versión escrita
Los cambios de estación producían en Tarzán, año tras año, un efecto realmente devastador: al menos, los primeros quince días, iba arrastrando por cada rincón de la selva una feroz melancolía.


Buscando cobijo frente las lluvias tropicales o el calor pegajoso de las horas del bochorno, se explayaba contando, a cualquier bicho que le hiciera compañía, la terrible sensación de soledad que le producía el verse tan distinto y tan poco preparado para la lucha, la caza o las rutinas cotidianas.


Chita presenciaba aquellos desahogos  con cierta incomodidad y desaprobación en la mirada y, después, ya solos, en las horas frescas del crepúsculo, amonestaba al pupilo:


-Tarzán, hijo: no cuentes las penas a los amigos.  ¡Que los distraiga su puta madre!

3 comentarios:

juanluisgx dijo...

cuánta sabiduría se ha ido perdido con la evolución...

Francisco Flecha dijo...

Amigo Juan Luis: Sobre esta cuestión de la evolución también tiene ssu opinión Chita (Como se verá en "Educando a Tarzán (16)"
Saludos

juanluisgx dijo...

joer! me dejas en ascuas!!
falta un mes!!

jeje