viernes, 30 de septiembre de 2011

Aleluyas de Zapopan

No me duele, compañero 
armar un verso rimado 
para cantar el portento 
de este sonado milagro, 
que ya decía mi abuelo, 
que de amores sabía un rato, 
que el amor es siempre ciego 
y arregla el desaguisado 
 de la que no fríe un huevo 
pero caza al Arguiñano.



Mi hija Dora cocinaba horrible y casi siempre quemaba la comida y yo tenía miedo de que no consiguiera marido y le pedí ayuda a San Pascual y el santo, en su infinita sabiduría, sabiendo que mi hija es un caso perdido, hizo que se casara con un cocinero y para él es la mujer ideal porque no se mete en su cocina como las otras y además siempre le elogia todos sus platillos.  Doy infinitas gracias a san Pascual, patrono de los cocineros.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

En este Mundo hay que nacer con suerte! Sí, señor! Hay quien es una hada cocinera, y justo le toca un marido sin dientes y para peor sin olfato para apreciar su linaje culinario.Que no es mi caso,que apenas se quitar la peladura a las patatas.Pero eso sí, tengo una olla bien enseñada por su anterior dueña, y esta es la que ha sabido conformar una familia feliz y sana !