sábado, 19 de diciembre de 2009

Los espejos

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Con permiso de Favelis 


 Aquella tarde, en la barraca de los espejos de la feria logró, al fin, ver la imagen verdadera de aquello en lo que se había convertido, a golpes de vivir aquella vida. Apenas lo pudo soportar. Salió corriendo a refugiarse en la confortable mentira cotidiana que le devolvía el espejo de su baño, al afeitarse.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Paco, anhorabuena, me encantan tus relatos.
saludos miguel ángel

Francisco Flecha dijo...

Gracias, Miguel Angel, amigo y compañero (Cada día queda menos gente a la que pueda decírsele tanto una cosa como la otra)
No sabía que andabas por estos lares.
He visitado tu blog y me lo apunto
Salud y saludos

Anónimo dijo...

Paco: Ahora se por qué no me afeito.

Francisco Flecha dijo...

Anónimo querido: como sabes, yo tampoco me afeito. Antes lo hacía con los ojos cerrados y siempre me cortaba la nariz
Saludos