viernes, 20 de noviembre de 2009

Adios, Velasco, Adios

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Para Velasco, el último y gran cartelista del Teatro Emperador, se han encendido las luces del Teatro tras el final de la película apasionada de su propia vida. En aquellos tristes años grises de silencio y frío, sus carteles nos ayudaron un poco a ver la vida en technicolor.
Gracias Velasco, maestro y copañero

(Me permito copiar aquí lo que Marta Iglesias escibió en su momento):


JUAN ANTONIO VELASCO

Cartelista de cine

Texto: Marta Iglesias



Quién mejor para contarnos de este mundillo que Juan Antonio Velasco, cartelista, escaparatista y amante del cine hasta que la muerte los separe. Hace tantos años que pinta los carteles del Cine Emperador de León que nadie recuerda ya cómo se presentaban aquí las películas cuando él no estaba. Pero su contacto con el cine fue mucho antes: "Tenía seis o siete años cuando en un cine de Bembibre vi Morena Clara, una película mítica de Imperio Argentina. Y me marcó mucho porque me di cuenta de que el cine era una cosa distinta a lo que veía por la calle. Aquella pantalla blanca, con la cara tan enorme de aquella mujer cantando... Allí me hice forofo del cine". Y tanto. Porque Velasco además de amar el cine, era un magnífico dibujante que llenaba los libros de texto con retratos de actrices de la época y escenas de películas. Así que sumando dos y dos decidió que su futuro era hacer carteles de cine. Aún recuerda su primer cartel: "Lo pinté en papel de envolver y era la película Duelo al Sol, con Gregory Peck. Tenía unos 16 años y lo hice para un cine de Ponferrada". Y de ahí a León, donde sigue pintando hoy. 

En medio hay cientos de anécdotas, unas divertidas y otras más serias. Porque en plena dictadura ninguna profesión era fácil: "Lo de la censura es una historia muy siniestra. La intolerancia llegaba a hacerme sacar los carteles de la fachada y cubrirlos con brochazos para quitar escotes, piernas, me cortaban los carteles, me los quemaban. Hoy lo recuerdo y me parece como si hubiesen pasado cien años... y sólo han pasado 20. Por ejemplo tuve problemas con el cartel de Trapecio, me llamaron corrupto e inmoral por pintar a Gina Llollobrigida con las mallas que usan los trapecistas". Pero también hay anécdotas divertidas. Velasco confiesa que alguna vez le han robado carteles, "Y curiosamente casi sé el tipo de persona que lo robaba porque eran de películas musicales de gente joven, como El Muro, de Pink Floyd. Entonces sabía que era una vasca muy joven a la que le apetecía tener el cartel, y eso me hacía ilusión".
Según se sucede la conversación, nos preguntamos por el futuro de esta profesión apasionante, ya que hoy se cuentan con los dedos de la mano las capitales españolas que anuncian sus películas con carteles pintados a mano. Velasco, que ha recorrido mucho mundo, asegura que en el extranjero -Italia, Alemania...- los cines siguen teniendo estos carteles artesanos, que ya forman parte del espectáculo. "Pero en España este trabajo no tiene proyección de futuro. Antes había muchas empresas que se dedicaban a esto y que tenían muchos dibujantes. Estos estudios se han ido cerrando con el paso del tiempo y dentro de nada todos los carteles se sustituirán por pósters impresos digitalmente. Es una pena".
Mientras, el espíritu inquieto de Velasco se dedica tanto a poner un escaparate, como a pintar un cartel o a participar en exposiciones. Gracias a una de ellas conoció a un grupo de gente de Zaragoza que mantiene una tertulia de cine el último sábado de cada mes, y desde aquí Velasco anima a todo aquel amante del cine a organizar una tertulia de ese tipo en León.