viernes, 18 de julio de 2008

Cuestión de detalles

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Ya no quedan caballeros, sobrino, ya no quedan. Hoy, seguramente, ya nadie comprendería la refinada elegancia, la caballerosidad y el buen gusto de Narcís Castelló, el Sr. Casttelló.
O sea:
"Narcís Castelló, Agente Comercial de Calzados Gorila, para servirle"
como le gustaba presentarse cuando estaba en visita por provincias.

Todo contribuía a aquella aureola lánguida que parecía volver locas a las dependientas de "Calzados la Imperial": su pelo ensortijado y radiante de brillantina, su bigotillo "mosca" de galán portorriqueño, el aroma persistente y levemente pegajoso del Lucky Strike mezclado con Varón Dandy y aquel mirar cansado, aprendido de un porteño que cantaba tangos como nadie cada noche en el "Lion d'Or".

Y te cuento todo esto porque entiendas, en su justa medida, lo ocurrido aquella noche en el Shangai (el tren expreso que hacía cada día el recorrido entre Coruña y Barcelona).

Estaba ya entrando el tren en la estación de Barcelona. Había sido una noche entera compartida en el mismo departamento, en solitario, con una bella señorita.

Al recoger el equipaje, el Sr. Castelló se vió obligado a ofrecer a la bella una disculpa de lo que le parecía un proceder descortés e imperdonable:

-Perdone, señorita, que no le haya metido mano, pero es que tengo un dolor de muelas del carajo.

Que ya te digo, sobrino, ya te digo que no quedan, hoy en día, caballeros como aquellos.

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16 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que ver cuanta educación derrochaba este personaje.

Por cierto, yo, en su lugar, hubiera pedido unos alicates o unas tenazas para arrancarme la muela de cuajo y una botella de güisqui para pasar el mal trago, para, a continuación, abalanzarme sobre la "ragazza" y dejar bien alto el pabellón.

Anónimo dijo...

Ya no quedan , amigo Paco, porque están en peligro de extinción. A ese tipo del bigote en la actualidad esa mujer lo hubiera denunciado por menos, creería que iba a abusar sexualmente de ella el galán, y acudiría a un programa de estos de causas perdidas, en las que los estreñidos sin causa lo tildarían de "macho ibérico rancio" y acabaría en la cárcel por maltrato a la mujer, porque ya puestos a extinguir la especie..
En fin amigo, un placer leerle como siempre

Anónimo dijo...

Una historia muy divertida.
Quien iba a pensar que un dolor de muelas podría convertir a un hombre en un ser tan caballeroso...¡qué nivel!

Anónimo dijo...

Paco: Perdon por intrometerme en este relato literario, pero yo creo que a estas alturas de tanto manifiesto lingüistico o por la lengua, hubiera quedado genial, las disculpas en catalan.
Un saludo

Chiti dijo...

Los zapatos Gorila tampoco quedan ¿no? Ni chicle Bazoka, ni los cafés de Doña Manolita... Ya ves, compañero-y-sin-embargo-amigo: hay cosas que se van. Muchas.
Gracias por tus relatos

Ciertamente dijo...

Muy bueno, sí señor ¡

Ciertamente dijo...

Muy bueno, sí señor¡

Anónimo dijo...

Amiga Chiti: las cosas se van, pero nosotros quedamos. Y que dure.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Gracias. CIERTAMENTE se agradece
Saludos

Anónimo dijo...

Amiga joana. Yo creo que el dolor de muelas era verdadero y no una excusa. lo mismo que el clásico "dolor de cabeza"
Un saludo

Anónimo dijo...

Tienes razón, anónimo de mis amores, pero es que los que hacemos manifiestos de este tipo sólo hablamos catalán en la intimidad (e intimidando)
Saludos

Anónimo dijo...

Amigo Psicode: que envidia me das con eso de la "ltura del pabellón". Recuerdo que me pasaba en la juventud. Ahora tiende a estar "a media asta".
Un saludo

Anónimo dijo...

Amigo Jorge: perdona que haya tardado tanto en contestar: ando por pueblos de montaña, desconectando y además, comprenderás que el 18 de Julio no estaba para nada. Por si acaso
Un saludo

Jorge Glez. dijo...

Jeje, si señor, todo un caballero...
El 18 de Julio fué mi cumpleaños Francisco, no todo es malo en esas fechas, jeje...
Mi abuelo, que era nacional y lucho en la guerra, le decía a mi padre (que era bastante rojo):
¡Ves! El niño ha nacido el 18 de Julio, eso es un sintoma. ¡El niño es de los nuestros!
Se confundía mi abuelo...
En fin, que espero poder pegarle un buen repaso a tu blog porque hace tiempo que no he podido pasar por aquí.
Un saludo.

Ana dijo...

"Casi es de agradecer el dolor de muelas" debió de pensar ella.

Anónimo dijo...

Aina, gracias por la visita. A lo mejor, incluso, el dolor de muelas era sólo una disculpa.
Saludos