miércoles, 5 de septiembre de 2007

Epitafio

Fiel al espíritu cínico y socarrón que había cultivado en vida, mandó poner, copiando a Groucho, en su tumba, de epitafio:

“Perdone, señora, que no me levante”.

Pero cuando la vio venir con su luto fingido, sus flores y aquella media sonrisa, no pudo más.

Salió corriendo.

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