Fotografía de Andrés Martínez Trapiello
Caía la noche y la helada habitual sobre la vieja ciudad de esta "tierra fría, pero hermosa"que decía el poeta, y el muchacho, apurando como un reto la libertad conquistada, haciendo frente por igual al frío y la desgana, le decía al compañero:
-Pues yo, aunque me muera, hasta las dos de la mañana no marcho para casa.
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