sábado, 15 de noviembre de 2014

Vestido con plumas ajenas



Solo escribo palabras migratorias
José Antonio Llamas 

Del libro inédito "¡Ah del barco!"


Ya solo escribo palabras migratorias que, como vienen se van, a la deriva, sorteando las rompientes y descansando en los roquedales, abatidas por las olas.

Solo recojo rojas amapolas, que en los trigales tiemblan como pequeños corazones. Solo canto canciones de vaqueros, de arrieros y pescadores, en las que el dolor se adentra y se hace ruina que alimenta el entresijo de las horas que me faltan para perderlo todo.


Ya solo leo historias de derrotas, de naufragios y olvidos, de inicuas y misteriosas e incomprensibles desapariciones. No hablan de mí las unas y las otras, sino de un tiempo que se ha puesto a delirar y se ha subido a la colina para gritar porque no tiene quien lo oiga.


Por eso es por lo que mi voz es ronca y perezosa, como un viejo relatando el cuento de los lobos, o del establo que fue pasto de las llamas, o la llegada inesperada de los hombres que lo obligaron a tomar entre las manos un fusil y a disparar a quemarropa contra todo aquel que apareciese en el camino de los robles.


Ya solo acepto besos migratorios que, abandonando sus labios de origen, vienen a posarse, exhaustos, en el yermo frío, en el que no hay montañas ni ríos caudalosos. No tienen nada que perder, porque están solos. No tienen motivo alguno para cerrar los ojos. Solo canto canciones sin memoria. Las que se cantan, al fin, para perderlo todo.


.