jueves, 9 de octubre de 2014

Los Cuadraos

.


Si es que ya lo dice la canción:  "En Macondo comprendí que al lugar donde has sido feliz nunca debes tratar de volver".

Y tiene razón la canción.

Que la felicidad no es tanto una vivencia del presente como ese embeleso amodorrado con el que nos empeñamos en ennoblecer un pasado que sólo existió en nuestra cabeza.

Cuando, desoyendo los consejos, quise volver un día a mi Macondo personal en estas altas parameras, aquel Zotes del Páramo donde soñamos, cuando entonces, algunas utopías, no me impresionaron tanto los cambios como el enorme boquete que dejan las ausencias.

Y, entre todas las ausencias, me dio por pensar en "Los Cuadraos".  Eran varios hermanos anchos de espaldas y cortos de talla (tal vez, por eso, "los cuadraos").  Habían llegado, como yo mismo, trasterrados de otro sitio y por eso, tal vez, se sentían superiores o distintos:

- No se fíe de la gente de este pueblo, señor cura, porque, me cago en san este y san aquel, si aquí jura hasta dios...

Fueron desapareciendo los cuadraos, uno a uno y tristemente, como han ido pasando tantas cosas en los pueblos y de todo lo encontrado, después de tanto tiempo, me hubiera gustado verles volver hoy por el camino de Pobladura, con su tartana, satisfechos y adormilados, como entonces.

Lástima que aquí, como en Macondo o en Comala, no podamos sentarnos un rato a charlar en la cocina los vivos y los muertos.

.

1 comentario:

emejota dijo...

Si ya no dijo algun buddhi: quitaros el ego ese tan cuadrao, o cuadriculado y dejaros de coñas, que no sois na y mirad cuanta bazofia os tragais pa na.