Si te llamas Catalina
y te gusta andar al chisme,
más que un seguro de vida
te conviene hacerte amiga
del señor de Maravillas
y podrás pasarte el día
criticando a las vecinas
tan contenta y distraida
Pequeñas historias de un reino que dicen que existió por estos valles cuando los osos cazaban a los reyes en justa represalia a sus ballestas y que, tras largos y gloriosos años de rencillas cazurras entre hermanos, cuchilladas certeras entre abades y fieros mordiscos silenciosos y canallas se ha ido acurrucando entre aquello que queda de dos rios y donde sueña enfebrecido, todavía, agitando la bandera, algún caudillo.
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