Pequeñas historias de un reino que dicen que existió por estos valles cuando los osos cazaban a los reyes en justa represalia a sus ballestas y que, tras largos y gloriosos años de rencillas cazurras entre hermanos, cuchilladas certeras entre abades y fieros mordiscos silenciosos y canallas se ha ido acurrucando entre aquello que queda de dos rios y donde sueña enfebrecido, todavía, agitando la bandera, algún caudillo.
lunes, 7 de julio de 2014
El tiempo del olvido
Decían que Laureano, el de la casilla de la Renfe, había sido atacado por esa rara enfermedad que nos borra todas las huellas del pasado y que se pasaba el día mirando a la pared con los ojos pasmados de los muertos, pero en vida.
Efrén, en la cantina, defendía que no. Que no era eso, sino que , en estos tiempos de derrotas, había perdido la ilusión de inventarse los recuerdos.
Que no es otra cosa la memoria, decía mojando la galleta en el vaso de aguardiente, que esa puta manía que tenemos los pobres de inventarnos un pasado que convenga.
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2 comentarios:
Y los ricos????
Los ricos tienen de sobra con disfrutar el presente. Sólo cuando se tiene la sensación de haber perdido el presente y el futuro se siente la necesidad de "acomodar" el pasado
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