lunes, 7 de julio de 2014

El tiempo del olvido





Decían que Laureano, el de la casilla de la Renfe, había sido atacado por esa rara enfermedad que nos borra todas las huellas del pasado y que se pasaba el día mirando a la pared con los ojos pasmados de los muertos, pero en vida.

Efrén, en la cantina, defendía que no. Que no era eso, sino que , en estos tiempos de derrotas, había perdido la ilusión de inventarse los recuerdos.

Que no es otra cosa la memoria, decía mojando la galleta en el vaso de aguardiente, que esa puta manía que tenemos los pobres de inventarnos un pasado que convenga.

2 comentarios:

emejota dijo...

Y los ricos????

Francisco Flecha dijo...

Los ricos tienen de sobra con disfrutar el presente. Sólo cuando se tiene la sensación de haber perdido el presente y el futuro se siente la necesidad de "acomodar" el pasado