martes, 17 de junio de 2014

El tránsito

.

La vida, ya se sabe, es un tránsito y cuando uno cree haber alcanzado la plenitud, solo le queda prepararse a morir, como corresponde.

Monseñor, cuando concluyeron las obras de su mausoleo en el claustro de la vieja catedral, preparó, como pudo, su cuerpo y su espíritu y así, bien limpito, se ofreció al más allá dejando escrita una nota para deudos y amigos:

"Limpio de polvo y paja, sabed, hijos míos,  que abandono este mundo y me muero como un santo" .

2 comentarios:

emejota dijo...

Genial y ocurrente.

Francisco Flecha dijo...

Genial es Botero. Lo mio solo ha sido aprovechar la ocasión. Gracias