Los demonios colorados
antes hacían maldades
empujando a hacer pecados
a monjas y sacristanes.
Mas todo eso ha pasado
que hoy en día, cada tarde,
se entretienen con los gatos
y no hay quien los separe
como no sea a escobazos
con poderes celestiales.
Unos diablos colorados estaban molestando a mis gatos para divertirse. Doy gracias al Santísimo Sacramento porque él encantó la escoba y yo pude echar a los engendros a escobazos y así liberar a mis pobres gatos del sufrimiento.
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