sábado, 29 de diciembre de 2012

Manifiesto del cuentero


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Dicen que, en las culturas primitivas, existía un personaje casi brujo, casi loco, casi mendigo, casi maestro o sacerdote que tenía por función exclusiva y necesaria el contar cuentos por las plazas, recorriendo las aldeas.

A partir de entonces, las historias no eran de nadie y eran de todos.  Las llevaba el viento.

Dicen, incluso, que los vates de la Grecia antigua, que contaban epopeyas para adoctrinar en la moral aristocrática y olímpica, renunciaron a dejarnos un nombre y una cara.  Pasaron a la historia con un nombre común que, seguramente, oculta muchos nombres.  Se hicieron llamar Homero (que, mira tú por donde, quiere decir "el ciego").

Dicen que La Biblia (el mejor libro de cuentos, no lo dudes), como no se sabe quién lo hizo, fue dictada por los dioses.

Después, la cosa de los cuentos (como todo) se ha convertido en mercancía.

Y la gente guarda, defiende como si fueran perlas, obras maestras del ingenio y de la pluma, hasta la esquela de la abuela.  Y prohíben que nadie las copie y las guardan con el cerrojo del copyright y el anatema y las campañas contra el  plagio.

Que se han muerto los artistas.  Que sólo quedan mercachifles.  Que dónde ha quedado el "tusitala" y los vates vagabundos.

Quizá, pensando en todo esto, he renunciado a entrar en este gremio interesado y, siguiendo el viejo estilo, me he pasado a este "top manta" callejero de Internet y cuento, a viva voz, las historias que os cuento.

Y os pido, por favor, que me plagiéis, que contéis con voz propia y a la manera que queráis los cuentos que os cuento.

¡Que corra la voz, que se lleve el viento las historias y los cuentos que el viento trajo!

Que me gustaría decir, plagiando a algún poeta:

Que la copla y el cuento
son sólo letra muerta
mientras no las cante
el viento.

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1 comentario:

Maripaz dijo...

Con inmenso placer te tomo la palabra y comparto tus maravillosos relatos para que los lleve el viento cunato más lejos mejor.
¡FELICES FIESTAS!

Maripaz