jueves, 23 de agosto de 2012

Vestido con plumas ajenas





LA OVEJA NEGRA
Augusto Monterroso

En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque. Así, en los sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

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1 comentario:

Beatriz Basenji dijo...

Habemos también los que nunca fusilamos a la oveja negra.Más aún,el día que mi consorte estuvo a punto de estamparle la trompada de su vida a la oveja negra,se contuvo.Una hora después la oveja cayó al barranco y en el acto perdió las piezas dentales que aún poseía.Lo que no se vió fué que la tal oveja también sufrió un hematoma en el interior de su cavidad craneal, que con el tiempo,fue lo que determinó la desaparición hasta de su sombra!