jueves, 2 de febrero de 2012

Vestido con plumas ajenas



Seis palabras 4 pesetas

Antonio Pereira
"La divisa en la torre"

La criada de la señora que me tenía de pupilo se llamaba Benigna, estaba buena para mis primarias necesidades de entonces y me consentía tocamientos por encima de la ropa. Pero sobre este tema de la pensión no quiero extenderme, porque irremediablemente se hace literatura de costumbres, que no sé por qué está tan mal vista.

Benigna se arreglaba mal con la escritura, yo le hacía los sobres para su novio, pero no las cartas. El novio venía a verla de tarde en tarde, cuando juntaba para el viaje a fuerza de ahorrar y de horas extraordinarias.

Un día coincidí con Benigna en la ventanilla de Telégrafos y el funcionario estaba agobiado y exigía que se le diera completo el impreso. La chica miraba angustiada a su alrededor y al verme se puso colorada y pareció como si titubeara, pero me alargó el papel para que se lo cubriera. Los telegramas eran baratos y aun así se limitaban a casos de mucha desgracia. Con letra clara escribí el dictado desgarrador:

No vengas estoy con el mes.

1 comentario:

Luis Ángel Díez Lazo dijo...

Hay favores que no se qué cuesta más trabajo, si pedirlos o hacerlos.
Un abrazo y salud.