Pequeñas historias de un reino que dicen que existió por estos valles cuando los osos cazaban a los reyes en justa represalia a sus ballestas y que, tras largos y gloriosos años de rencillas cazurras entre hermanos, cuchilladas certeras entre abades y fieros mordiscos silenciosos y canallas se ha ido acurrucando entre aquello que queda de dos rios y donde sueña enfebrecido, todavía, agitando la bandera, algún caudillo.
4 comentarios:
Mi vela y mi rezo aún continúan encendidos, creo que los santos somos nosotros que nos tenemos tanta paciencia.
Saludos
En los tiempos que corren es milagroso eso de que algo dure.
¿Mientras dura dura, tal vez?
Saludos, Manuel
Ja ja ja Ja ja Eres un filosofo del detalle ja ja ja
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