Tenía el abuelo, por entonces, los noventa; el brío de quien ha sobrevivido a tres posguerras, el temor de convertirse en viejo alguna vez y un corazón que andaba a saltos.
Por eso tuvieron que ponerle un marcapasos que tenía, al parecer, un serio inconveniente: había que cambiarle, por lo visto, la pila cada diez años.
Nos lo reprochó abiertamente, como si fuéramos culpables:
- ¡No me jodáis! ¿Cómo voy a estar toda la vida pendiente de semejante pejiguera?
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8 comentarios:
"el temor de hacerse viejo alguna vez" :)
Me encantó!
Ya ves, alma, hay otra gente que es vieja de nacimiento. Pero la del abuelo era otra raza
Saludos
Llegué a tu blog a traves de Alma y me sorprendió gratamente. Todo fué porque acababa de escribir un articulo en el mío que versa sobre los pesares e inconvenientes de llegar a viejo. Te seguré con interes. Un cordial saludo. Mauro
http://lafactorianavarro.blogspot.com/
Gracias, Mauro por la visita y gracias a Alma por el afecto y la cita
Saludos a los dos
Ya había leído este texto en "Si esto fuera Macondo..." y me encantó la ironía con que lo has tratado: contagia esa actitud vital y optimista frente al paso del tiempo.
Saludos
Justamente refiriéndonos al paso del tiempo, paso por aquí a dejar mis saludos, luego de la finalización de unas breves vacaciones. Un gusto volver a leerte.
Amigo Alberto: Efectivamente este cuento ya estaba publicado en el papel y en este mismo blog.
Todo lo que está aquí, está impreso y todo lo impreso, está aquí.
Aspiro (contra la ley Sinde) a piratearme a mí mismo.
El cuento no ha sido nunca una mercancía, sino algo que lleva el viento y se cuenta (como los chistes) una y mil veces. El cuento siempre es el mismo. Cambian los oyentes. Y si alguien es oyente fijo es porque es "de casa" y disfruta y pide, a veces, eso de "cuéntame aquel que dice..."
Un abrazo
Amigo Adrián: espero y deseo que hayas disfrutado de tus vacaciones.
Bienvenido a casa
Saludos
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