Aun siendo como era un santurrón de tomo y lomo y un observante y cumplidor Juez de Penas de la Real Cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz no podía desconocer que en la ferrería que había heredado de su padre (Razón social: Fundiciones Muñoz SL, Altos de la Nevera, León , España), en aquel trabajo esforzado y primitivo de hombres curtidos a golpes de yunques y de mazos, de hierro al rojo vivo y calores sofocantes no podía pedirse un lenguaje refinado.
Por eso,comprendiendo, como digo, la circunstancia atenuante, pero fiel a los principios, mandó poner aquel cartel en la cantina habilitada para comer el bocadillo:
"Se prohibe la blasfemia fuera de la sala de calderas"
Así es.
Cada cosa en su sitio, punto y hora.
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1 comentario:
:)
Es el tipo de cosas que hubiera recogido Carandell para los celtiberia.Un abrazo, Francisco
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