sábado, 28 de noviembre de 2009

El Académico

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Camilo José Cela, por Gusi Bejer


A veces me desanimo. No sé qué aspecto de la vanidad queremos satisfacer con la cosa esta de escribir, si lo que hacemos sólo llegan a apreciarlo los más próximos (y no todos).

Se dice que Camilo José Cela, con ser Camilo José Cela, pasó por uno de esos momentos de embarazo un día que, casualmente, se había ido de putas con unos amigos.
Y metidos en tal trance, la maestra 
del oficio, por entrar en conversación y no ir directa al “pim, pam, pum” le preguntó a Don Camilo:

        -Y tú ¿a qué te dedicas, chato?


       -Soy Académico de la Lengua.


       -¡Anda, quita p’allá, cacho guarro!





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5 comentarios:

joana dijo...

Y es que el sr. Cela nunca tuvo pelos en la lengua...al pan, pan y al vino, vino ¡faltaría más!

Camino a Gaia dijo...

¡Muy buena la anécdota! Eso me recuerda una entrevista, creo que en televisión, donde el entrevistado daba una pauta básica a la hora de escribir. Preguntado sobre aquellos requisitos ineludibles para hacer algo decente frente a un papel, lejos de extenderse sobre técnicas, habilidades y procesos, resumió todo en una frase palmaria:
"Es muy recomendable tener algo que decir."

Anónimo dijo...

Una anecdota estupenda, muy de Cela no? creo que siempre que se tenga algo que decir está bien escribirlo,si hay capacidad para ello, siempre habrá alguien aunque sea imperceptible su presencia que lo agradezca, sobremanera si está escrito con corazón y buena cabeza.

flores rojas dijo...

Buena anécdota de Don Camilo, me ha hecho sacar una sonrisa.

PyM dijo...

Quizás el escribir no sea siempre cuestión de vanidades sino válvulas de escape.
Saludos.