lunes, 6 de octubre de 2008

La cuenca

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La cuenca era, y sigue siendo, en este reino bravío y montañoso un lugar mágico, misterioso y primigenio donde convivían, y siguen conviviendo en perfecto maridaje, los mineros, las mujeres, los viejos, los curas, los guardias, los lobos y los guajes con los trasgos, boscosus, xanas, cuélebres y güestias.

Todo ocurría en la cuenca siguiendo un ritmo cósmico apenas perceptible. Pasaban los veranos, los inviernos, los días y las noches con la misma lentitud de la nieve y las miserias.

Ni siquiera en la mina se notaba gran diferencia en las labores con las que hacían los romanos excavando las montañas en busca del oro y de la muerte.

Y eso a pesar del ingeniero y los peritos.

Podría decirse, como muestra, que, desde siempre, para hablar en la mina (desde la bocamina al pozo o de una a otra galería) sobraba con un par de cojones y unas voces bien templadas al calor del orujo y los barrenos.

Pero vino el ingeniero nuevo cuando las minas las compraron los de HUNOSA y decidió que había que modernizarse y poner telefonillos.

Para probar el artilugio, llamó Antonino desde arriba apretando a la oreja el aparato:

- ¿Óyesme, Lín?

Y Lín contestó desde el pozo con las mismas voces de costumbre:

- Sí, Nino, sí; pero por fuera.

Estaba visto que la cuenca no estaba preparada para tanta sutileza.

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2 comentarios:

Borja Echeverría Echeverría dijo...

Tanta tecnología para nada. Con lo que desestresa pegar algun berrido de vez en cuando.
El cuelebre me suena, era una serpiente que guardaba un tesoro ¿no?

Anónimo dijo...

Amigo Borja: el cuélebre es un ser de la mitologia asturiana. Puedes leer algo sobre él en
http://www.asturiasnatural.com/mitologia/seres/cuelebre.htm
Saludos