domingo, 1 de junio de 2008

Educando a Tarzán (14)

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La jungla, la verdad, había dejado de ser aquel espacio salvaje y primigenio desde que la empresa de safaris fotográficos "The Sleeping Lion" había comenzado a traer grupos y grupos de turistas domingueros que dejaban por todas partes rastros inequívocos de su paso: bolsas de palomitas, latas de Coca Cola, cajetillas vacías de tabaco y periódicos atrasados.

Pues bien, era un lunes y, a la hora de la siesta, Tarzán hojeaba distraído una revista del National Geografic que había quedado abandonada en la terraza del "Namibian Paradise".

Le llamó especialmente la atención una foto de un grupo de mujeres, sentadas en corro, a la sombra de un inmenso baobab, a las afueras de un poblado cualquiera y desnudas, todas ellas, de cintura para arriba. Bueno, a decir verdad, no todas ellas, puesto que una, ligeramente más anciana, aparecía encorsetada con un enorme y horroroso sujetador que parecía como cosa de ortopedia.

Tarzán, como siempre, comentó, perplejo, la cuestión con Chita:

- ¿Quién será esa pobre mujer, que da pena con semejante indumentaria?

- De pobre, nada, Tarzán. Es la mujer del jefe. Y eso que lleva es el ÚNICO sujetador, posiblemente, en toda África. Que ya lo decían los clásicos, Tarzán, y no lo olvides:
"las cosas no son lo que son, sino lo que representan"




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2 comentarios:

Cecilia de la Vega dijo...

Siempre tan acertadas las reflexiones de Chita...
Un gusto pasar por acá.
Saludos!

Anónimo dijo...

Gracias, Quillén, por la visita y el comentario.
Un saludo