miércoles, 10 de octubre de 2007

Las cuatro y diez

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Fue a la salida del Metro en Callao. Salía distraida y un poco aturdida por el calor, los ruidos y la gente. Se lo encontró de repente, casi como una aparición.

-Isabel, corazón ¿Cómo te va? ¡Qué sorpresa después de tantos años! Tenemos que hablar de tantas cosas... ¿Tienes tiempo? ¿Por qué no comemos y me cuentas y te cuento? Me haría mucha ilusión, porque te fuiste así, tan de repente...

Fueron a comer y se repitió, punto por punto, aquella canción de Aute: el recuerdo de aquel día en el cine, viendo "Al Este del Edén", la foto tan mala en la que el más pequeño acababa de nacer, el día en que ella le esperó hora y media en esta misma mesa mientras él estaba en clase de Francés.

-"Oiga, ¿me trae la cuenta?"
-"Calla, que fui yo quien te invitó a comer".

Un adios apresurado. Llámame algún día

-"No te demores, que ya son las cuatro y diez".

Cuando se quedó sola, como recapitulando y poniendo orden y sentido en aquel torbellino inesperado, sólo pudo decirse, resumiendo, que había sido un encuentro tierno, nostálgico, emocionante, si, pero un poco incomprensible porque, a decir verdad, ella ni se llamaba Isabel, ni había estado nunca antes en Madrid, ni nadie le había hablado nunca con tanta emoción y tanto afecto.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Madrid, es un mal sitio donde sentirse solo, y es el tipo de ciudad, donde más cerca sienten la soledad los que así se encuentran; me imagino que, al protagonista de éste post, le ocurría eso.

Francisco Flecha dijo...

Tal parece, Macki, amigo. Lo has entendido perfectamente. Es más, los dos son seres solos que han vivido la ilusión del encuentro. Y todo ello, a la salida del metro, en medio de la bocanada de gente que sale junta, pero cada una con su propia soledad a cuestas.
Saludos

Anónimo dijo...

Me parece que os estáis enterneciendo tanto que quizás os ceguéis. Dad una vuelta despacio por las calles de León, observad, mirad a los ojos de la gente. ¿soledad en Madrid? ¿Dónde no? ¡Siempre estamos solos! Y, por cierto, tampoco se está tan mal. Así que menos romanticismo. ¡Carrozas!

Francisco Flecha dijo...

Pues nada, llanero, no te prives:¡Disfruta de tu soledad!. Por mi parte, que te dure mientras vivas, cosa que con el "gerol" que tienes, no me extrañaría, ¡microbús!

Manuela Fernández dijo...

La soledad, todos sabemos, no es un estado sino un sentimiento, y es por ésto por lo que se da de manera independiente a que vivamos en una ciudad, en un pueblo o en una aldea de veinte habitantes.
La soledad nace dentro de nosotros, es una carencia, una inquietud sin resolver en la que nadie ajena a la persona que lo siente puede hacer algo por resolverlo, sólo uno mismo puede dejar de sentirlo.
Así lo veo yo.

Blue Marble dijo...

Hace un tiempo, cuando esperaba el tren, vi a un chico que era exactamente igual a mi primer novio en el anden de enfrente. Su parecido era tal (desde la distancia) que asustaba. Era como si hubiese vuelto atras en el tiempo. Como si pudiera volver a vivir la vida teniendo un esquema de lo iba a pasar.
Hubiera querido saber a que se dedicaba, cuanto de lo que yo ponia en el tenia realmente, pero el tren llego y se fue...

Francisco Flecha dijo...

Tienes razón Manly. De todos modos, yo no he querido hacer ninguna teoría. Sólo contar un cuento de dos personas solas que comparten un momento fugaz, mágico, irreal pero, como se ve, satisfactorio para los dos. A pesar de la tristeza que parece emanar de todo ello.
Gracias por la visita, maestra.

Francisco Flecha dijo...

Blue Marble, gracias por la visita. Lo que cuentas también es un hermoso relato.
Gracias por haberlo compartido en este lugar

Francisco Flecha dijo...

Nota Aclaratoria, por si hiciera falta.
Manly, amiga, te he llamado "maestra" sin ningún retintín ni ninguna otra consideración peyorativa, sino como el calificativo más cariñoso para reconocer tu maestría en la cosa esta de la escritura. No hay más que recorrer tu blog "Dama de Agua" para comprobarlo. Lo he hecho con el mismo afecto de hablo del "Maestro Pereira, no se dude. A veces, el lenguaje parece ir por su cuenta, insinuando intenciones que no tiene el que escribe.
Saludos

Blue Marble dijo...

Me he visto añadida a su lista.
Es un gran honor para mí.
Muchas gracias. Espero que le siga gustando lo que voy escribiendo.

Un cordial saludo

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

Menos mal que la canción no era "No te desnudes todavía". Una conmovedora y triste historia. Un saludo y espero que puedas visitarme.

Francisco Flecha dijo...

lanobil, gracias por la visita. Ahora mismo paso por tu blog.
Saludos