Con permiso de Favelis
Permíteme, Favelis una historia paralela, como contrapunto
Se habían conocido en una de esas excursiones del Club de los 60 y habían decidido, a pesar de sus hijos y sus nietos, espantar en común la soledad y compartir las pensiones, las pastillas del reuma, los recuerdos y el otro lado de la cama. Y así, en la dulce rutina cotidiana, fueron pasando los días y las cosas.
Una mañana, al despertar, quizás espoleada por algún sueño pasajero o por el deseo de terminar con aquel concubinato, ella, que había sido siempre tan mirada, tan cuitada y tan decente, le dijo al compañero:
-Ramón ¿Y si nos casamos?
-¡Qué cosas se te ocurren! ¿Quién nos va a querer a nuestros años?
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