lunes, 3 de septiembre de 2007

Los espejos



Con permiso de Favelis

Aquella tarde, en la barraca de los espejos de la feria logró, al fin, ver la imagen verdadera de aquello en lo que se había convertido, a golpes de vivir aquella vida.

Apenas lo pudo soportar. Salió corriendo a refugiarse en la confortable mentira cotidiana que le devolvía el espejo de su baño, al afeitarse.

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