sábado, 1 de septiembre de 2007

El Académico

A veces me desanimo. No sé qué aspecto de la vanidad queremos satisfacer con la cosa esta de escribir, si lo que hacemos sólo llegan a apreciarlo los más próximos (y no todos).

Se dice que Camilo José Cela, con ser Camilo José Cela, pasó por uno de esos momentos de embarazo un día que, casualmente, se había ido de putas con unos amigos.
Y metidos en tal trance, la maestra
del oficio, por entrar en conversación y no ir directa al “pim, pam, pum” le preguntó a Don Camilo:
-Y tú ¿a qué te dedicas, chato?
-Soy Académico de la Lengua.
¿Anda, quita p’allá, cacho guarro!

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