miércoles, 7 de marzo de 2012

Vestido con plumas ajenas



Dibujaba un árbol

María José Cordero.

Dibujaba un árbol que iba creciendo con el sol cuando entraba por la ventana de mi cuarto. Sobre la mesa esparcía sus hojas y nadie, nadie, ni el gato, era capaz de trepar por su tronco verdoso. Va floreciendo lentamente enredado en la lámpara de mesa y el ordenador. Creo que mañana va a decirme algo pues un brote, parecido a una inflorescencia olorosa, quiere abrirse ante mis ojos. No sé si podré retenerle por mucho tiempo, ni si sabré qué cuidados merece. ¡Acaba de abrir un cajón de la mesilla! Creo que busca lápiz y papel para dibujar otro árbol, como él, al que una mujer le observa complacida...


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