Seis
palabras 4 pesetas
Antonio Pereira
"La divisa en la torre"
La criada
de la señora que me tenía de pupilo se llamaba Benigna, estaba buena para mis
primarias necesidades de entonces y me consentía tocamientos por encima de la
ropa. Pero sobre este tema de la pensión no quiero extenderme, porque
irremediablemente se hace literatura de costumbres, que no sé por qué está tan
mal vista.
Benigna
se arreglaba mal con la escritura, yo le hacía los sobres para su novio, pero
no las cartas. El novio venía a verla de tarde en tarde, cuando juntaba para el
viaje a fuerza de ahorrar y de horas extraordinarias.
Un día
coincidí con Benigna en la ventanilla de Telégrafos y el funcionario estaba
agobiado y exigía que se le diera completo el impreso. La chica miraba
angustiada a su alrededor y al verme se puso colorada y pareció como si
titubeara, pero me alargó el papel para que se lo cubriera. Los telegramas eran
baratos y aun así se limitaban a casos de mucha desgracia. Con letra clara
escribí el dictado desgarrador:
No vengas
estoy con el mes.
1 comentario:
Hay favores que no se qué cuesta más trabajo, si pedirlos o hacerlos.
Un abrazo y salud.
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